lunes, 2 de abril de 2012

AGITACIONES DIONISÍACAS

Imagínense a Cristo y a sus doce…o a Cristo y a sus once – así como en el fútbol. No teniendo qué comer, qué beber, ni dónde reclinar la cabeza. Sin embargo, se habrán embriagado y saciado los estómagos ese día. Fue fundamental comer y beber ese día. No tenían ni un centavo, puesto que no eran asalariados ni benefactores de herencias. Unos dirán que no trabajaban; eran unos vagos andrajosos, dirán otros...Aún así comieron y bebieron. Es así, uno se las ingenia para conseguir. Tras tanto caminar, tanto lidiar. Demasiada fatiga física, psicológica...psicosomática. Me imagino a más de uno tambaleándose, cayéndose al piso una y otra vez. 

Cansancio, tristeza y vino. Más de uno sabrá a qué lleva dicha dosificación.

Fue un anticipo del funeral de su líder. Algo así como los rusos que celebran la muerte con comidas y tragos. Uno no se va, simplemente se transforma. Y en este caso se transubstancia. Qué importante es comer y beber. Y cuán importante la mesa y la copa. Tanto más la bebida fermentada, la bebida dionisíaca, que en este caso no sólo se lo bebe, sino que se lo consagra antes. Ese día no sólo han comido y embriagádose, sino se han consagrado antes, una cuestión metafísica...pavadas. Fueron educados. Antes comían...tal vez, digamos, unos bocados de hamburguesas con unas gaseosas. Ahora fueron educados a consagrar la comida, a consagrar la bebida. 

Una despedida gulosa en cierto sentido. Una invitación a comer y a beber como los dioses-doce, los doce-dioses, porque mañana moriremos.